El término placemaking se refiere al proceso colaborativo de dar forma a los espacios públicos para maximizar su valor compartido y reforzar la conexión entre las personas y los lugares que habitan. En esencia, se trata de transformar espacios urbanos en lugares comunitarios vibrantes que la gente quiera visitar, disfrutar y cuidar. En nuestras ciudades y pueblos, uno de los enfoques más poderosos de placemaking es lo que se conoce como “renaturalización inteligente”, una forma de pensar que va más allá de lo estético para cambiar radicalmente nuestra relación con el entorno construido.
No se trata simplemente de añadir más vegetación a las calles. Se trata de integrar elementos naturales de forma consciente, trabajando con la naturaleza y no contra ella. Una buena estrategia de renaturalización urbana se basa en tres pilares clave: suelos saludables, especies vegetales adecuadas y una gestión inteligente del agua. Al combinar estos elementos, se crean espacios beneficiosos tanto para las personas como para la naturaleza.
Un enfoque holístico para el desarrollo urbano
La renaturalización urbana supone un cambio profundo en nuestra forma de concebir el desarrollo de las ciudades. En lugar de tratar la naturaleza como un complemento, la sitúa en el centro del diseño de espacios urbanos resilientes y dinámicos. Este enfoque cobra especial relevancia frente a los retos del cambio climático: fenómenos meteorológicos extremos, aumento de temperaturas y pérdida de biodiversidad. Al adoptar una visión holística, podemos transformar estos desafíos en oportunidades para crear comunidades más sostenibles y habitables.
Para que la renaturalización contribuya verdaderamente al placemaking, los espacios deben cumplir múltiples funciones a la vez. Una infraestructura verde eficaz actúa en varios niveles: favorece la biodiversidad, gestiona el agua, limpia el aire, reduce la temperatura, facilita la movilidad activa y genera espacios para el ocio y la interacción social. Esta visión “en capas” optimiza cada rincón urbano conectando zonas verdes aisladas y amplificando su impacto. El proyecto Walk, Cycle, Live en Stirling (Reino Unido) es un ejemplo de este enfoque multifuncional, promoviendo la movilidad sostenible, mejorando los espacios verdes y reforzando el sentido de comunidad.
Esta funcionalidad en capas es especialmente visible en el concepto de ‘ciudad esponja’. Este enfoque innovador se centra en capturar, ralentizar, filtrar y reutilizar el agua de lluvia dentro de la ciudad, en lugar de canalizarla rápidamente mediante sistemas tradicionales de drenaje. Los jardines de lluvia, cubiertas verdes y superficies permeables colaboran para imitar los ciclos naturales del agua, reduciendo el riesgo de inundaciones mientras crean espacios hermosos en los que las personas desean pasar tiempo. Estos elementos de diseño favorecen la convivencia y transforman calles olvidadas y zonas inutilizadas en espacios comunitarios, demostrando cómo soluciones ambientales prácticas también pueden mejorar la vida urbana.
Este proyecto en Stirling promueve la movilidad sostenible, mejora los espacios verdes y cultiva un sentido de comunidad
Participación ciudadana: el corazón de una renaturalización urbana exitosa
El éxito de estos enfoques integrales depende en gran medida de la implicación activa de la comunidad. Una buena participación va más allá de las consultas formales y fomenta un diálogo real sobre las necesidades y aspiraciones locales. Al evitar el lenguaje técnico y centrarse en lo que significan los árboles y los espacios verdes para la ciudadanía, autoridades y promotores pueden crear entornos urbanos relevantes y duraderos. Esta implicación más profunda revela no solo lo que las personas desean, sino también su disposición a cuidar de estos espacios, generando vínculos comunitarios a largo plazo.
El impacto emocional de la naturaleza en las ciudades refuerza esta conexión. Las personas suelen describir sensaciones de alegría, relajación y “respirar con más libertad” al experimentar espacios verdes bien diseñados en entornos densamente urbanizados. Estas emociones influyen directamente en el comportamiento: las personas pasan más tiempo en lugares con vegetación bien integrada, lo que incrementa el “tiempo de estancia” y favorece tanto el comercio local como la conexión social. El trabajo de GreenBlue Urban en el galardonado proyecto Elephant Park en Southwark ilustra este principio, creando un entorno que atrae a las personas y las conecta con el parque, los comercios cercanos y entre ellas mismas.
Crear una infraestructura verde significativa implica romper las barreras tradicionales entre profesiones y departamentos. Ingenieros, ecólogos, paisajistas, urbanistas y especialistas en participación ciudadana deben colaborar para desarrollar soluciones sostenibles, integrando desde el inicio la infraestructura azul y verde en la planificación urbana. Solo con este tipo de trabajo interdisciplinar podremos afrontar los complejos desafíos del entorno urbano y garantizar que los esfuerzos de renaturalización conecten con las comunidades a las que van dirigidos.
La visión de Elephant Park integraba sostenibilidad, espacios verdes, salud y bienestar
Economía y políticas para una innovación verde
El enfoque colaborativo para la renaturalización urbana inevitablemente plantea preguntas sobre financiación e implementación. Aunque los costes iniciales puedan parecer más altos que las soluciones tradicionales, los beneficios a largo plazo —como la reducción de daños por inundaciones, menos enfermedades relacionadas con el calor, mejora de la salud mental, aumento del valor inmobiliario y más actividad comercial— superan con creces la inversión. Nuevos enfoques como los mercados de créditos de biodiversidad ofrecen mecanismos alternativos de financiación para mejorar terrenos urbanos infrautilizados, especialmente en el caso de entidades públicas con presupuestos ajustados. Estos métodos innovadores pueden convertir terrenos en activos verdes valiosos que contribuyen a una red urbana natural más amplia.
Aunque las políticas y normativas pueden impulsar la implementación de infraestructura verde, el cambio real requiere una transformación cultural dentro de las organizaciones y comunidades. Las iniciativas exitosas de renaturalización urbana invierten en generar relaciones entre consultores, proveedores y departamentos internos, desarrollando la experiencia necesaria para implementar soluciones eficaces. Los detalles marcan la diferencia: desde asegurar suficiente volumen de suelo para el desarrollo de los árboles y evitar su compactación hasta elegir las especies vegetales apropiadas para jardines de lluvia. Este conocimiento especializado debe estar al alcance de todas las personas involucradas.
London Wall Place: cuando la teoría se hace realidad
Los principios de diseño holístico y la implementación técnica innovadora se unen en proyectos como London Wall Place. Este desarrollo galardonado en pleno centro de Londres demuestra el potencial del placemaking verde incluso en lugares con un alto valor histórico. Así, el proyecto ha transformado lo que antes era un entorno comercial dominante en un espacio público accesible que celebra la historia del lugar, que se remonta a la época romana.
El diseño paisajístico integra los restos de la muralla romana de Londres (construida alrededor del año 200 d.C.) y los jardines históricos de St. Alphage. Al abrir el área central y recuperar la red histórica de calles como rutas peatonales, se ha generado una serie de jardines conectados tanto a nivel de calle como sobre puentes elevados. Estos espacios cuidadosamente diseñados ofrecen un refugio tranquilo del bullicio urbano.
Uno de los grandes retos fue establecer árboles saludables en un subsuelo complejo con infraestructuras y restos arqueológicos. La solución vino de la mano de técnicas técnicas innovadoras mediante el sistema ArborSystem de GreenBlue Urban con celdas estructurales que conectan volúmenes de suelo, junto con sistemas de aireación y control radicular. Esta ingeniería precisa, sumada a una selección estratégica de especies, permitió el establecimiento exitoso de árboles sin afectar a los servicios subterráneos ni al patrimonio arqueológico.
El éxito de London Wall Place subraya el valor de la colaboración en la planificación inicial. Al incluir al equipo de paisajismo desde las primeras fases del proyecto, se logró un entorno donde arquitectura contemporánea y patrimonio histórico conviven con la naturaleza. El resultado es un parque urbano multifuncional que invita a la exploración y al descubrimiento, conectando a las personas con 1.800 años de historia y aportando un valioso pulmón verde al centro urbano.
London Wall Place recupera la antigua trama urbana con jardines conectados a lo largo de rutas peatonales
Mirando al futuro: la infraestructura verde como necesidad
Frente a un futuro climático incierto, el poder del placemaking verde deja de ser un lujo para convertirse en una necesidad. Al crear espacios que colaboran con los procesos naturales, podemos construir ciudades más resilientes, más bellas y más habitables tanto para las personas como para la biodiversidad. El camino pasa por ver nuestras ciudades no como lugares donde la naturaleza es opcional, sino como ecosistemas vivos llenos de potencial.
Mediante la integración temprana, reflexiva y especializada de la infraestructura verde, podemos transformar nuestros entornos urbanos en lugares donde las comunidades prosperen y donde las personas y la naturaleza se beneficien mutuamente. La renaturalización urbana no es simplemente una elección estética, sino una estrategia fundamental para crear espacios sostenibles y vibrantes que perduren por generaciones.
GreenBlue Urban lleva más de 30 años ayudando a crear ciudades sostenibles, con experiencia líder en sistemas de alcorques, drenaje urbano sostenible y diseño de infraestructura verde.