La avenida Navarra en Zaragoza se creó en las primeras décadas del siglo XIX, con la llegada de nuevos residentes que venían a trabajar a la ciudad desde las zonas rurales. Situada al noroeste de la capital aragonesa, pronto comenzó a albergar notables e influyentes espacios de la ciudad, como la antigua estación de ferrocarriles, que convive ahora con la moderna estación intermodal de buses y trenes Zaragoza Delicias, o importantes lugares de comercio y desarrollo económico, como Mercazaragoza o el antiguo mercado del pescado, actualmente reconocido por su valor arquitectónico.

Con el fin de adaptar este destacado eje urbano a las necesidades de nuestras ciudades de hoy, se llevó a cabo un ambicioso proyecto de regeneración que incluía grandes cambios. Uno de los más relevantes fue el referente a la movilidad, ya que el proyecto contemplaba la eliminación de carriles para el tráfico rodado, la colocación de más semáforos para calmar la velocidad del mismo, y la creación de un carril bici. La reducción de carriles permitió el ensanche de aceras, la creación de islas de descanso para los vecinos, la instalación de zonas de juego para los más pequeños, y la generación de gran cantidad de espacios verdes.